Amadas hermanas y amigas, queridas lectoras, la Soberana Gracia de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Hoy quiero compartir con ustedes el estudio sobre la Intercesion Misionera. Unos de los ministerios en el que trabaj hace muchos años en bajo perfil, es las Misiones, ayudando a otros, colaborando, aportando algunos recursos y donaciones y tambien orando. Todo esto lo hago aparte de escribir y producir libros para las mujeres de todas las edades y el area educativa, que ya ustedes saben desde hace muchos años y es un privilegio permenecer sirviendo a pesar de las circunstancias.
Las invito a leer 1Timoteo 2.8 -9. Quiero que los hombres oren en todo
lugar, levantando manos santas, sin ira ni contiendas.
La oración misionera es el compromiso que se asume
como iglesia, como hijos de Dios, así como también todo aquel que está cerca
del corazón del Señor y aprende a desarrollar la vida de oración. Oramos por
los no alcanzados, los misioneros que están trabajando en el campo y conforme a
la palabra, rogamos al Señor para que envíe obreros a Su Mies. Hay mucha forma
como involucrarnos y asumir el compromiso, tenemos ahora más que nunca el acceso
al conocimiento de los lugares donde se necesita llevar el evangelio, sin dejar
de reconocer la hermosa presencia del Espíritu Santo que siempre está para guiarnos.
Orar por las misiones, igual que el llamado para ir o
responder al Señor de la manera que Él nos llama, es evidencia de madurez
cristiana; es la oración por las misiones, la comprensión de este que coloque
al principio donde podemos ver que es en todo lugar de esta tierra que el Señor
quiere tener pueblo de Él y esa tarea
nos toca a nosotros (Mt. 9.35-38, 24.18) también podemos agregar las cartas del
apóstol pablo, primer misionero que contó con el apoyo de la iglesia con la oración
por él, los que les acompañaban y las nuevas iglesias. Todo lo que el sabia
como hombre, también lo que sabia de oración lo que el Señor estaba haciendo o quería
hacer a través de su ministerio. La obra del Señor aun continua y nosotros
somos parte, ese compromiso con la oración es la que nos permite en un mismo
espíritu caminar juntos, ir con los que van y los que anhelan ir, también con
los que envían y los que interceden.
El intercesor tiene el privilegio de traer la voluntad
de Dios del cielo a la tierra, desde el mismo trono de la gracia, ser guiado,
conforme el deseo de Nuestro Padre, interceder por lo que Él quiere hacer en
esos lugares de difícil acceso, acompañar a los Pablos, acompañar a hombres y
mujeres que hoy se enfrentan a la persecución y peligros, en sus diferentes
formas y todo lo que el Señor está haciendo. La oración nos abre la puerta de
la gracia de Dios con la obediencia a la Palabra, como hemos vistos en estos
pasajes. La verdad es que es un privilegio en el que podemos participar si
realmente somos sensibles a la voz de Dios y el deseo de Su corazón. Interceder
y servir al Señor.
Fielmente, su amiga y hermana en Cristo,
Escritora y Educadora
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