Amadas hermanas y amigas, La Soberana Gracia de Nuestro Gran Dios y salvador
Jesucristo sea con sus vidas. He estado orando e inquietada por mi ministerio
de enseñanza a través de la producción de libros, estudios, devocionales para
mujeres de todas las edades, que he sentido ha sido mi llamado desde que tenia
20 años. Desde entonces he enseñado en varios grupos y estudios y ha sido para
mi un privilegio orar en grupo y enseñar, pido la Gracia de Dios para seguir haciéndolo.
He pasado por varias pruebas, han estado robando mi identidad y ha sido la prueba mas difícil para mi, ya que han estado jaqueando mis cuentas, de correo, del banco, mis redes sociales, han robado documentos originales de mi fundación, ha robado cosas en mi apartamento y ha sido muy difícil. Pero he estado de rodillas orando a Dios por esta situación, que me ha ocasionado enojo e ira, y he estado declarando quien soy en Cristo y no he dejado de hablar, recitar y declarar la Palabra de Dios. Ha sido parte de mi diario vivir Romanos 8:28-39 y Salmos 54. A raíz de todo eso, me he adentrado en la Palabra de trabajar en mi vida la ira y el enojo, que no proviene de mi corazón, porque amo al Señor y se que externamente se pueden producir eventos y situaciones que nos enojan y nos provocan, aunque nosotras no queramos.
He estado orando, sirviendo, reorganizando, meditando y rumiando La Palabra de Dios, las promesas de Dios, viviendo por principios y fe, actuando en silencio. He aprendido que lo mas hermoso es obedecer La Palabra de Dios.
Como mencioné anteriormente, a raíz de la situación estuve viendo pequeños estudios sobre la ira y quiero compartir con ustedes una miniserie acerca de la ira, para que podamos evaluar nuestro corazón, podamos aprender y revisar este tema y actitud en nuestra vida y nos propongamos tener dominio propio y ser mujeres de paz.
Nuestra Miniserie o Mini guía que hemos
titulado:
“Sanando
mi ira con la gracia de Dios”
Objetivos Generales:
Aprender a reconocer, procesar y canalizar la
ira de forma saludable, permitiendo que el Espíritu Santo transforme cada
emoción en una oportunidad de crecimiento y nos inunde de su paz.
Que podamos aprender en cuanto dependa de
nosotras, a quedarnos calladas y no estallar, sino guardar silencio y esperar
en Dios.
No responder con ira ni enojo, aunque tengamos
la razón. Debemos ejercer dominio propio en nuestras vidas, dominio propio con
nuestra lengua
Día 1:
Reconociendo mi Ira sin Culpa
Versículo del día:
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo.” —
Efesios 4:26
Reflexión espiritual:
Dios no nos prohíbe sentir ira; lo que desea
es que no nos dejemos gobernar por ella. Jesús mismo expresó enojo santo. Hoy,
aprende a mirarla como una señal, no como un pecado.
He aprendido que cuando estoy enojada, debo
saber que algo anda mal externamente, pero también internamente. Debemos tratar
nuestro corazón, traer nuestra mente cautiva a Cristo y luego evaluar la situación
externa y no permitir que nos afecta. Exhorto a centrarnos en La Palabra de
Dios y en verdad, hagamos un esfuerzo por tener dominio propio y guardar
nuestra lengua. Que de nosotras salga bendición y no maldición. Recordemos
Salmos 103:5
Ejercicio emocional para que respondas en
privado:
- Anota
3 situaciones recientes en las que sentiste ira.
- ¿Qué
sentiste en tu cuerpo en ese momento?
- ¿Qué pensamientos surgieron?
Oración del día:
Señor, perdóname, ¡Oh! Padre Eterno, perdona
mis fallas y pecados, perdóname si he fallado contra alguien, perdóname si he
fallado al airarme. Ayúdame a reconocer mis emociones sin temor ni juicio. Que
tu luz me muestre cómo transformar mi enojo en entendimiento y acción guiada
por tu amor. Necesito tu Gracia y amor sobre mi vida. Te pido Padre Celestia
una unción de tu Espíritu Santo, quiero tu paz, quiero ser de bendición y ser
una bendición. En el Nombre de Jesús. Amén.
Animo, quietud, Dios danos Su Paz.
Fielmente en Cristo,
Escritora y Educadora
Comentarios
Publicar un comentario