A veces sentimos que no llegamos a alcanzar la paz.
Es común pensar que la paz es lo opuesto a la guerra,
pero a lo largo de mi vida he comprobado que no es siempre necesariamente así.
La paz no es ausencia de guerra: de hecho, puedes sentir paz aun en medio de la
mayor de tus batallas.
El Espíritu Santo produce en nosotros un amor divino
que se manifiesta en forma de “paz victoriosa”. ¿Sabes por qué dice que es una
“paz victoriosa”? Porque es una paz que obtiene la victoria en medio de
cualquier situación. No se deja turbar ni aun en medio de la mayor de las
tormentas, porque sabe que el Señor está ahí para calmar los vientos.
El amor de Dios nos da paz, nos hace descansar aun en
medio de las situaciones difíciles. Eso es lo que dice la Biblia: “Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Esa misma paz está disponible para ti. Dios quiere que esa paz rebose en tu vida, y
que puedas transmitirla a los que te rodean. ¡Cuando tienes ese tipo de
paz en tu vida, todo cambia!
¿Te gustaría orar ahora conmigo? Te invito a orar con
reverencia, fe y esperanza “Señor, te pido que me llenes de tu paz
verdadera, de esa paz que obtiene la victoria en medio de cualquier situación.
Quiero que Tu amor sea tan real en mi vida que Tu paz sea una consecuencia
directa de ese amor. Te doy gracias porque sé que estás obrando en mi vida, y
porque con Tu ayuda Tu paz va a fluir más y más en mi vida. Ayúdame Señor, lléname
de tu paz, protégeme, protege y bendice nuestras vidas con Tu Paz. Por favor Dios
obra un milagro en nuestras vidas, ese milagro que te presentamos nuestra petición
especial en silencio y que está en nuestros corazones. En el Nombre de Jesús.
¡Amén!” Llénanos de Tu Paz.
Fielmente en Cristo,
Evelin Calcaño Cepeda
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