Hablemos brevemente del significado
de la ira: La ira se refiere a un estado emocional caracterizado
por sentimientos de enfado, de intensidad variable. La hostilidad hace
referencia a una actitud persistente de valoración negativa en nosotros y
hacia los demás.
La ira es una emoción universal, que surge cuando nos enfrentamos
a un obstáculo para cumplir nuestras metas, o somos tratados de manera
injusta. Esta emoción se caracteriza por hostilidad, irritabilidad,
frustración y antagonismo hacia los demás.
Esta, al
igual que todas las emociones, se relaciona a ciertos cambios físicos. Por
ejemplo: mayores niveles de energía, más adrenalina, aumento del calor y
aumento de la tensión muscular. De la misma manera, se puede presentar a través de ciertas
características, como alzar la voz, apretar los puños y la mandíbula,
y fruncir el ceño.
¿Es malo sentir ira?
Es común
que nos enseñen que la ira es una emoción negativa, que nos trae problemas. Debemos
apaciguarnos, orar y seguir adelante, guardando nuestros corazones.
Leamos en Santiago 1:19-21
Hacedores de la palabra
19 Por esto, mis amados hermanos, todo
hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse; 20 porque
la ira del hombre no obra la justicia de Dios. 21 Por
lo cual, desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con
mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas.
La ira es
una emoción poderosa que a menudo causa un gran daño. Alimenta el
resentimiento y la amargura internos, cierra la comunicación y rompe las
relaciones. Si no se controla, se convierte en una ira explosiva que daña
no solo al objetivo previsto, sino también a otros.
Si bien a
menudo tratamos de justificar nuestro enojo, rara vez puede clasificarse
como justo. Rara vez nos ofendemos por el honor de Dios. Nuestros motivos
suelen nacer de la autodefensa, los deseos frustrados o la indignación por
los errores percibidos en nuestra contra. Santiago escribió que nuestra ira
no produce la justicia de Dios en nuestra vida.
El libro de
Proverbios da la perspectiva de Dios sobre el tema. Las personas de mal
genio actúan neciamente (Prov. 14:17), provocan contiendas y abundan
en maldad (Prov. 29:22). También hay advertencias de no asociarnos con
tales individuos para que no aprendamos sus caminos (Prov. 22: 24-25). En contraste, aquellos que son lentos para la ira
tienen gran entendimiento ( Prov. 14:29) y demuestran sabiduría al controlar su temperamento
(Prov. 29:11).
Jesús pagó
nuestra deuda de pecado con Su vida para liberarnos del pecado, y eso
incluye la ira descontrolada. Si Dios te ha convencido de ira injusta,
confiésalo como pecado y pídele que reproduzca el carácter de Cristo en ti.
Algunos pasos sencillos que puede tratar:
- Respire profundamente, desde su diafragma.
- Lentamente repita una palabra o frase tranquilizadora como "relájate" o "tómalo con calma." Repítala mientras respira profundamente. Repita algunos versiculos de la Biblia
Es mi oración
que Dios guarde nuestros corazones de la ira, del rencor, del odio, de la
amargura y nos ayude a tener dominio propio en nuestras acciones, en
nuestro hablar y en nuestras actitudes. Dios tenga misericordia de nosotras
las damas y mujeres verdaderas, que todo lo que hagamos, Dios permita que
lo hagamos para Su Gloria.
Evelyn Calcaño Cepeda
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