Amadas hermanas y amigas, queridas lectoras. La Soberana Gracia
de Dios sea con sus vidas.
Quiero resaltar que parte de este breve estudio, algunas
ideas fueron tomadas de un ministerio que me dio la autorización de usarlos,
muy conocido y de buen testimonio.
Me permití escribir y publicar este tema como parte de mi
meta, disciplina y propósito de ensenar a través de mis estudios y publicar
cada semana, también la urgencia de orientar a nuevos creyentes y animar a
viejos creyentes a seguir sirviendo de alguna manera, pero sobre todas las
cosas poner los ojos en Dios siempre, servir con amor y darle importancia a
amar la obra.
12Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los
miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
13Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a
beber de un mismo Espíritu.
Los creyentes tenemos dos responsabilidades:
1)
La primera es adorar a Dios
2)
La segunda, trabajar en pro de su reino.
Dónde servir y cómo hacerlo dependerá de nuestros talentos, capacidades, y
llamado especial.
Pero el lugar donde se espera que todos
demos de nosotros mismos es primeramente en nuestro hogar y luego en la iglesia
local.
Cuando usted fue salvo, el Señor le bautizó
con el Espíritu Santo y le hizo miembro de la Iglesia Universal, y de la
Iglesia local donde nos hacemos miembro, el cuerpo de creyentes que viven en
todo el mundo, pero que están unidos por la fe en Jesucristo.
Cuando nosotros entonces decidimos, de
acuerdo con la voluntad de Dios, ser parte de un grupo local y autónomo de
creyentes. Él nos puso allí porque sabía que lo necesitábamos (1 Co 12.18). Quiero
resaltar que somos importantes para su iglesia local. Usted y yo somos
importantes
La iglesia es más que una comunidad. Es un
cuerpo interdependiente con miembros que fueron creados por Dios para funcionar
en comunión unos con otros. Nosotros, los cristianos, al igual que el mundo en
general, somos un grupo diverso, y eso significa que tenemos que esforzarnos en
pro de la unidad. Pero nuestras diferencias son realmente algo para celebrar,
porque cada persona contribuye de manera especial al propósito de Dios.
Una iglesia que funcione realmente como una
unidad, con todos sus dones, talentos, personalidades e intelectos enfocados
hacia los objetivos del reino de Dios— debe ser una imagen hermosa a los ojos
del Señor.
El cristianismo no es una religión de
espectadores. El cuerpo de Cristo funciona mejor y más hermosamente cuando
todos los miembros deciden servir a Dios y servirse unos a los otros en la
medida de sus capacidades (v. 25).
Para reflexionar, quiero dejarte con esta
pregunta sencilla:
¿Qué está usted haciendo en pro de su
iglesia?
Siempre debemos hacer algo, aun tengamos muchos años en el evangelio, a pesar las pruebas y dificultades, a pesar de que nos sintamos desanimados, debemos tomar la decisión de ser fiel y terminar bien nuestros días. Animo y sirvamos con amor.
Master en Docencia y Gerencia Universitaria
Consejera Bíblica Certificada
Certificada en Teología Bíblica
Certificada en Mayordomía Financiera
Consultora Educativa
Escritora y Editora
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