Les invito a leer Mateo
6:5-10 y luego tener un tiempo de oración
especial sostenidas en la Palabra de Dios.
6:5 Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos
aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para
ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto
te recompensará en público.
6:7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que
piensan que por su palabrería serán oídos.
6:8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe
de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
6:9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre.
6:10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también
en la tierra.
6:11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
6:12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a
nuestros deudores.
6:13 Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal; porque tuyo es
el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen.
Te invito ahora a que leamos este breve estudio, iniciando con una
pregunta:
¿Son sus conversaciones con Dios principalmente una lista de
verificación de necesidades?
Las peticiones ciertamente son apropiadas, pero la oración también
es un momento para enfocarse en el Señor en amor y adoración. Al orar a
nuestro Padre que está en los cielos, debemos considerar cuatro cosas que
el pasaje de hoy indica que son importantes para Él: Su nombre, Su reino y
Su voluntad ( Mat. 6:9-10 ).
Santificado sea Tu Nombre. Si bien el
objetivo es honrar y exaltar a Dios, nuestras oraciones pueden fácilmente
volverse egocéntricas. Esto puede ser un problema en la oración pública si
tratamos de exaltarnos ante los ojos de los demás. Pero también puede
suceder en privado cuando nos enfocamos solo en lo que queremos que Dios
haga.
Venga Tu Reino. Orar por la venida del reino
de Dios significa poner nuestra esperanza en el reinado futuro de Cristo
mientras nos sometemos a Su gobierno sobre nuestra vida ahora.
Hágase Tu Voluntad. No importa cuánto deseemos que
el Señor responda nuestras oraciones de la manera que deseamos, cada
petición debe someterse prontamente a la voluntad de Dios. Es una forma de
reconocer que Su camino siempre es el mejor.
Perdonemos a los demás
– Ante todo debemos perdonar, hacer siempre revisión de nuestras
actitudes y reflexionar si hemos pecado por omisión o a propósito. Pedir,
suplicar perdón a Nuestro Gran Dios y limpiar nuestros corazones de
amarguras y falta de perdón.
Provisión para
Nuestras Necesidades – Debemos hacer una lista de todas
nuestras necesidades y clamar a Dios que nos provea nuestro sustento y
abrigo, que nos ayude a vivir dignamente, que seamos humildes y obedientes
a Dios y que Dios nos provea para bendecir a otros y algo muy importante,
no dejar de ofrendar a Nuestro Gran Dios.
La próxima vez que ore, procure reflexionar sobre la grandeza del
Señor, exaltarlo y someter humildemente su voluntad a la Suya.
Si no has recibido al Señor como Tu Señor y Salvador Personal, te
invito ahora a orar pidiéndole a Dios que salve tu vida, que entre en tu corazón.
Cuando decidimos vivir para Dios, al recibir a Cristo como Nuestro Salvador
y Señor, experimentamos una transformación inmediata y completa. Esto nos
lleva a obedecer a nuestros Gran Dios.
Queridas lectoras, es maravilloso comenzar la vida cristiana y si
eres cristiana de muchos años, es sabio y noble decidir seguir a Cristo,
permitir que él sea el Centro de Nuestras Vidas, ser humildes, obedecer La
Palabra de Dios.
Para finalizar te invito a leer 2 Pedro 3:18 donde nos invita a “Ante
todas las cosas, antes bien, crezcamos en la Gracia y el Conocimiento de
Nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
Evelyn Calcaño Cepeda
Consejera Bíblica Certificada
Consultora Educativa, M. Ed.
Certificada en Mayordomía Financiera
Certificada en Teología
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