1. Provea una imagen idealizada de su
clase. Es bueno escoger un nombre que describa a su clase.
2.
Presente lecciones interesantes,
apropiadas para cada edad.
3.
Haga que sus presentaciones sean vívidas.
4.
Tenga cuidado con la sobre
estimulación
5.
Elimine el aburrimiento que puede
resultar de la repetición y el trabajo inútil.
6.
Recuerde que los alumnos tienen
diferentes tipos de aprendizaje.
7.
Provea de muchas oportunidades para
que los alumnos escojan entre diversas tareas y actividades.
8.
Céntrese en los órdenes más altos
de las destrezas del pensamiento.
9.
Dé a sus alumnos algo porqué
trabajar. Una clase bien motivada tiene menos posibilidades de presentar
problemas disciplinarios.
10. Discuta, frecuentemente, el tipo de
clase que sus alumnos desean tener.
11. Comunique a sus alumnos la idea de
que usted está orgulloso de lo que ellos están logrando. Esto mantiene el foco
en el progreso, no en la perfección.
12. Anime a sus estudiantes al servicio.
13. Insista en todo tiempo en cuanto al
respeto a los adultos.
14. Siempre muestre cortesía y respeto
hacia los alumnos.
15. Mantenga en mente que las vidas de
sus alumnos son la obra de Dios.
16. Sea consistente. Nada confunde más
a un alumno que un estado de ánimo y un comportamiento variable en el maestro.
Aplicar la disciplina es más laborioso que refugiarse en
simples tretas punitivas. es tan laborioso y retador, que no es como el
pensamiento médico moderno, acelerado! y YA!.
La tarea del maestro en su trabajo, es traducir los principios de una
disciplina apropiada, a acciones diarias en el aula, y eso requiere esfuerzo,
dedicación, hablar, hablar y hablar y mucho orden y planificación...
Evelyn Calcaño Cepeda
Consultora Educativa, M. Ed.
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