Este es un
artículo de la Editorial Vara y Cayado, el cual me permito publicar para
bendición de mis lectores y lectoras.
Veamos nuestro
Artículo sobre la Modestia:
La ropa
inmodesta que se tolera hoy en día en público ha llegado a nuevos extremos
lamentables. Muchas personas ya no
conocen el sentido moral de vergüenza, la cual deben sentir al andar medio
desnudas.
La Biblia dice, advirtiendo de los últimos días:
“Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y
vean su vergüenza” (Apocalipsis 16:15). La Biblia llama pecado y lascivia el
pensar que promueve la falta de modestia. (Efesios 4:19; Romanos 1:28).
Es imposible que una sociedad mantenga la moral sin el
nacimiento de nuevo, y mucho menos cuando tolera las maneras lascivias,
descaradas e indecentes mediante los cuerpos desnudados y esto a la vista de
todos.
Muchas influencias promueven esta falta de modestia.
Entre ellas está la teoría de la evolución que estima al hombre al hombre igual
al animal. Los diseñadores de modas y muchas entidades comerciales usan lascivia y la lujuria que
atraen la mente carnal.
La sociedad en general
enseña que la mujer ha de lucir su belleza física delante de los hombres
de los hombres. Y los deportes como boxeo y las presentaciones de cantantes
populares lucen el cuerpo masculino bajo el control de las pasiones
vergonzosas.
Hay muchos medios por los cuales se difunden esas ideas. Las redes sociales del Internet,
la televisión y el cine promueven la desnudez sin vergüenza, las revistas
populares y la propaganda comercial añaden su influencia. Y la mujer incauta
que se deja manipular por esas presiones machistas también llega a difundir
esas ideas que le destruyen.
Es triste decir que aun muchas iglesias contribuyen al
problema, acomodándose en gran parte a las modas inmodestas. Tales iglesias
dejan de ser luces en este mundo pecaminoso
(Véase Mateo 5:14-16). Las mujeres que procesan ser cristianas no deben
verse en pantalones, ni en roma escasa, transparente o apretada, que expone la
forma de su cuerpo. Y los hombres que procesan ser cristianos deben mantener sus cuerpos
cubiertos aún cuando hace calor, y deben contrarrestar las influencias hacia la
desnudez en su hogar. Deben ayudar a su
esposa y a sus hijos a apreciar la modestia y la vergüenza.
Las personas que se dejan llevar por la indecencia en
el vestir, manifiestan un concepto erróneo de sí mismas, y ese concepto se basa
en el orgullo. Ese orgullo se manifestaba
también en tiempos antiguos. El profeta Isaías describió el orgullo de
las hijas de Jerusalén cuando dijo “las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan
con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y
haciendo son, con los pies” (Isaías 3:16). A causa de ello Dios les prometió
castigo de vergüenza, cabeza rapada y cilicio.
La modestia rechaza la vanagloria, más bien es una
estimación de uno mismo con medida o cautela. Esto luego afecta el porte,
modera las acciones y la apariencia.
En contraste con eso, Proverbios 7:10-15 describe los
modales de la ramera: “….he aquí, que una mujer le sale al encuentro, con
atavío de ramera y astuta de corazón….Alborotadora y rencillosa, sus pies no
pueden estar en casa, unas veces está en calle, otras veces en las plazas,
acechando por todas las esquinas. Se asió de él y le besó. Con semblante
descarado le dijo “he salido a encontrarte y te he hallado”.
Se nota aquí una falta absoluta de modestia. Tales
modales claramente manifiestan un espíritu orgulloso, inquieto y egoísta. Piense
en lo que significa ser “alborotadora y rencillosa” ¿Cómo es ser “astuta de
corazón?” ¿No se ven hoy muchas personas de “semblante descarado”?
Algunas personas que se dejan llevar por los modales
indecentes de vestir con están consientes de los serio de la situación.
Puede haber mujeres que quizás “atavío
de ramera”, “con semblante descarados” en la calle que no piensan estar mal. “Así
se viste y así se porta todo el mundo”, dicen. La verdad es que no todo el
mundo lo hace. Además la Biblia lo prohíbe.
LA RESOLUCIÓN BÍBLICA
Dios nos instruye claramente: “Asimismo que las
mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado
ostentoso, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan
piedad” (1 Timoteo 2:9, 10). El pudor es la modestia arraigada en el
carácter. Está vinculado con la
reverencia, muestra la consideración debido a los demás, y detiene una persona
de cometer un acto indigno.
Si usted se considere cristiano, y se ha llevado por
los modales de este mundo, considere bien. Dios llama a los nacidos de nuevo a
ser luces en este mundo oscuro. Si hay orgullo en el corazón suyo arrepiéntase
y pida al Señor darle un corazón reverente hacia El; luego pídale un espíritu
con pudor y modestia en su porte y en su vestir. Busque también una iglesia
donde los preceptos Bíblicos se ponen en práctica aun en este mundo inicio.
Si usted no es cristiano, y ha seguido las normas que
promueve la sociedad, sin tomar en cuenta el reclamo de Dios sobre su vida, le
extendemos una invitación del mismo Dios. “Salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para
vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso (2 d corintios 6:17, 18). Usted, por arrepentirse, puede ser librado
de las prácticas pecaminosas y vergonzosas del pecado y del mundo, para
refleja, junto con los otros hijos Dios, santidad y pureza de Dios.
Busquemos el poder de Dios para resistir las
tentaciones que nos vienen por medio de la descarada inmodestia que se nos
presenta por todos lados. Como hijos de Dios, cuando pasamos lo indecente,
debemos evitar la mirada prologada y también la segunda mirada. La Palabra de
Jesús enseña que el pensamiento puede ser pecado aun sin el mismo hecho. En
Mateo 5:28 dice: “Pero yo os digo que cualquier que mira a una mujer para
codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Si es tan serio que el hombre puede pecar en su
pensar, ciertamente a la mujer le urge también cuidar de no darle ocasión para tal pecado.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero,
todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, en esto pensad” Filipenses 4:8
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