Antes de iniciar nuestro
estudio de hoy sobre cómo va nuestro año 2020, considerando que estamos a mitad
de año, por favor vayamos a la Palabra de Dios y leamos Filipenses 3 completo y
leamos de manera especial los versículos 13 y 14. Saquemos este tiempo especial
para respirar, orar y centrarnos en esta porción de La Palabra de Dios.
Filipenses 3: 13 y 14
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo
Jesús.
Al comenzar cada año, debemos iniciar con nuevas
resoluciones y debemos entender que no hay resoluciones si no se evidencian
cambios y no se ven los resultados. Es importante que se vean los cambios que
no hemos visto y estar dispuestos a cambiar y dar testimonio de vida con
equilibrio y orden.
Nos encontramos a mitad de año, en este mes de julio y
es bueno evaluar que hemos logrado, que nos falta por lograr, que hemos y
estamos aprendiendo. Pedir fuerzas y ser renovados para completar los meses que
nos faltan para llegar a fin de este año 2020, satisfactoriamente, no
desanimarnos a pesar de lo que estemos enfrentando. Busquemos la voluntad de Dios y cumplamos con nuestras responsabilidades personales, diarias, nuestro rol, la voluntad de Dios.
Debemos reconocer que posiblemente nos hemos
retrasados en algunas metas producto de la pandemia y confinamiento, nacional e
internacional del Covid-19; te invito a tener un tiempo de reflexión para evaluar
en momento de nuestra vida estamos, reevaluar nuestro progreso espiritual,
moral, económico, familiar, social y ministerial.
En la primera parte de este breve estudio, vimos una
lista de recomendaciones. Evaluemos esas recomendaciones nuevamente y enfoquémonos
en el presente y en el futuro. Veamos nuevamente esas recomendaciones,
revisemos y sigamos adelante con nuevas expectativas.
-Orar por aquellas cosas del pasado, en
arrepentimiento y fe, acciones de gracias y tiempo de confesión
-Centrarnos en la Palabra de Dios
-Impedir ser atrapados por el pasado, dejando todo
atrás y dar seguimiento y continuidad a lo verdadero
-Evitar las quejas y murmuración
-Levantarnos del fracaso
-Tener en cuenta nuestros objetivos a corto y largo
plazo
-Buscar el lado positivo de la vida
-Buscar la semilla de la solución en cada problema y
orar, enfrentar la situación en amor, con profesionalidad, con inteligencia y
sabiduría
-Enfrentar las situaciones una a la vez; un día a la
vez
-Evitar la ansiedad que nos quita la fuerza
-No debemos quedarnos a mitad del camino
-Mantener la paz y mantenernos en quietud, pero
actuando y cumpliendo con nuestras responsabilidades
En mis estudios de la mañana en mi tiempo devocional,
estoy estudiando junto con la Biblia de manera exhaustiva el tema de la
Santidad, me he animado tanto, que me está llevando por el camino correcto a
reordenar mi vida, a andar en Santidad y buscar más el rostro de Dios en
oración y buscar la sanidad emocional y espiritual con más entrega.
Que Dios nos ayude a tomar las mejores decisiones para
seguir siendo de bendición a quienes nos rodean y Dios nos ayude a cumplir
nuestras metas, dándonos fuerzas para finalizar este año.
Si estamos sufriendo alguna situación difícil,
pruebas, tentaciones, embates y acusaciones malignas; estimada lectora, Dios
bendiga tu vida de manera especial, te recomiendo no descuidar tu tiempo de
devoción con Dios, tu tiempo de lecturas edificantes, que te refuerces en ser
una mujer de bien, Sabia, Mujer Verdadera, Mujer Esforzada; pongo estos
enunciados con letra mayúscula, porque entiendo son de suma importancia para
nosotras y para Dios. No descuidemos nuestro rol y nuestras responsabilidades. Dios
bendiga tus planes, te fortalezca y dirija. Que Dios nos ayude a mantener el
equilibrio y balance en todo y nos guíe con su amor.
No importa las circunstancias, sigamos hacia adelante
en fe y con fe.
Te invito y animo a leer en oración esta porción de La Palabra, con animo y esperanza, pero también con el deseo de poner por obra La Palabra.
Prosigo al
blanco
1 Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí
no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.
2 Guardaos de los perros, guardaos de los malos
obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo.
3 Porque nosotros somos la circuncisión, los que en
espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza
en la carne.
4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne.
Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más:
5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel,
de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en
cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he
estimado como pérdida por amor de Cristo.
8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor
del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia
justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia
que es de Dios por la fe;
10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección,
y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su
muerte,
11 si en alguna manera llegase a la resurrección de
entre los muertos.
12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea
perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya
alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y
extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo a la meta, al premio del supremo
llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo
sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios.
16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una
misma regla, sintamos una misma cosa.
17 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que
así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.
18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije
muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de
Cristo;
19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es
el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde
también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo;
21 el cual transformará el cuerpo de la humillación
nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con
el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.
Evelyn Calcaño Cepeda
Consultora Educativa, M. Ed.Master en Gerencia Educativa Universitaria
Consejera Bíblica Certificada
Miembro del Equipo
FUNDACIÓN VIVIENDO POR PRINCIPIOS Y FE
Santo Domingo, República Dominicana
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