En nuestro estudio de hoy veamos siete pasos para tomar decisiones exitosas y que le
agraden a Dios
Nuestra vida está compuesta por
decisiones. Algunas de nuestras decisiones son de vida o muerte; otras son
menos importantes. ¿Cómo tomar mejores decisiones?
Hay decisiones de toda clase e
importancia.
Día tras día debemos decidir qué
comeremos, si haremos o no ejercicio y qué haremos con nuestro tiempo. A medida
que los años pasan, estas decisiones se transforman en hábitos y las hacemos
inconscientemente. Si desde el principio hemos tomado las correctas, no tenemos
mucho de qué preocuparnos.
Pero si nuestras decisiones no han
sido buenas, aun las más pequeñas pueden llegar a convertirse en problemas
serios y malos hábitos como el de postergar o un estilo de vida poco saludable.
Por otro lado, a menudo también nos
enfrentamos a decisiones más grandes, cuyas consecuencias a corto y largo plazo
son mayores. ¿Qué estudiaremos? ¿Dónde viviremos? ¿Con quién nos casaremos? ¿A
qué iglesia asistiremos?
En casos extremos: están las
decisiones morales: ¿evadiremos impuestos?; ¿aceptaremos la droga que nos
ofrecen?; ¿nos dejaremos atraer por la pornografía sutil con la que a veces nos
topamos?
Pasos para tomar buenas decisiones
Sea cual sea el tipo de decisión,
existen principios bíblicos que pueden ayudarnos a elegir la opción más
correcta.
Por ejemplo, cuando un cristiano se
da cuenta de que tiene un mal hábito o se enfrenta a una decisión moral, sólo
debe seguir el mandamiento de Dios y escoger su camino:
“A los cielos y a la tierra llamo
por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte,
la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu
descendencia; amando al Eterno tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a
él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites
sobre la tierra que juró el Eterno a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que
les había de dar” (Deuteronomio 30:19-20).
Los siguientes pasos pueden
ayudarnos tanto a tomar decisiones de este tipo —donde hay una solución clara—
como aquellas en donde hay varias opciones correctas.
¿Por dónde comenzar?
1.
Buscar
la guía de Dios.
Como cristianos, nuestra vida gira
en torno a nuestro compromiso con Dios, y, por lo tanto, siempre debemos
empezar por buscar su voluntad.
En otras palabras: “Fíate del Eterno
de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos
tus caminos, Y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6).
¿Dónde encontramos la guía de Dios?
En la sabiduría de su palabra (la Biblia) y los sabios consejos de sus siervos.
Todas nuestras decisiones deben
apegarse a la ley y el plan de Dios.
Debemos orar pidiendo su guía y
estudiar todo lo que la Biblia pueda decirnos acerca de la situación que
enfrentamos. El libro de los Proverbios, por ejemplo, contiene una gran
cantidad de principios que pueden ayudarnos; de hecho, es un libro
especialmente diseñado para enseñarnos la prudencia, entendimiento y sabiduría
que necesitamos para tomar buenas decisiones (Proverbios 1:1-4). Y como dice
Proverbios 1:6, todo comienza por entender que Dios es mucho más grande que
nosotros —sentir aquella reverencia que la Biblia describe como.
Pero eso no es todo. A medida que
estudiamos la Biblia, también debemos poner en práctica lo que hemos aprendido
—lo cual implica descartar todas las opciones que se contrapongan a la ley de
Dios.
Cuando sólo una de las alternativas
concuerde con su voluntad, la decisión correcta resultará obvia. Sin embargo,
la mayoría de nuestras decisiones son un poco más complejas que esto. A veces
nos encontramos con varias soluciones “correctas” y ninguna de las opciones
entra en conflicto con la ley de Dios. Cuando esto sucede, es tiempo de ir al
siguiente paso.
2. Definir el problema u
oportunidad.
Encontrar una buena solución puede
ser muy difícil cuando el problema parece confuso. Una manera de definirlo más
claramente es mirar la situación desde varias perspectivas:
¿Cómo y por qué se inició el
problema en que forma y en qué momento? ¿Quiénes son los afectados? Si otras
personas son parte de la causa, ¿por qué? ¿Qué sacan de ello?
Si la decisión tiene que ver con una
oportunidad, podemos preguntarnos cosas como: ¿cuáles son los beneficios que
obtendremos y de qué nos perderíamos si no la tomamos?
3. Recopilar información
relevante.
Así como buscamos pasajes bíblicos
pertinentes, podemos investigar datos importantes acerca de nuestro problema u
oportunidad.
Vivimos en la era de la información,
y seguramente no nos costará encontrar herramientas de búsqueda que puedan
ayudarnos. Investigue en todos los lugares posibles, desde bibliotecas hasta el
Internet, busque siempre fuentes fiables que posean el conocimiento relevante,
y asegúrese de corroborar y comparar con la Biblia toda la información
recopilada.
Como dice Art Markman en su
libro Cómo pensar con eficacia: “Es importante saber lo que
sabes y lo que no sabes. Y al parecer, también es importante saber quién sabe
lo que tú no sabes” (2012, p. 103).
La Biblia también nos dice que
“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de
consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14). Diferentes personas tendrán
información diferente y verán el problema desde distintos ángulos, lo cual
puede ayudarnos a ver la situación con mayor perspectiva.
Cuando ya conocemos los hechos,
podemos hacer una lluvia de ideas con posibles soluciones al problema o
posibles formas de aprovechar la oportunidad. Markman además explica que “No
siempre es fácil reconocer las suposiciones que inconscientemente hacemos al
tratar de resolver un problema. Es por esto que involucrar a otras personas en
el proceso puede ser de gran ayuda para evaluarlo” (p. 201).
4. Definir las alternativas.
Con los hechos en mano, podemos
comenzar a lanzar ideas de cómo resolver el problema o aprovechar la
oportunidad.
Conectar y analizar la información
que hemos recopilado en los pasos anteriores sin duda nos permitirá imaginar
varias posibilidades diferentes. Dependiendo de la situación, también podemos
plantear algunas soluciones “diferentes”, especialmente si ninguna de las otras
opciones parece buena. Buscar ideas creativas y posibles conexiones en campos
sin relación aparente, nos ayudará a encontrar más opciones.
¿Cuánto tiempo debería tomarnos este
paso? Eso depende de cuán apremiante sea la decisión y cuánto nos conozcamos a
nosotros mismos.
Algunos probablemente nos sentiremos
tentados a apresurar el proceso y cerrar el tema lo antes posible. Pero si no
tenemos suficientes opciones como para elegir una buena, esto puede convertirse
en un problema.
Otros tal vez tiendan a prolongar
este paso demasiado por temor a no encontrar la solución perfecta. Posponer la
decisión por demasiado tiempo también puede traernos problemas, especialmente
si tenemos una fecha límite.
De cualquier forma, eventualmente
tendremos que conformarnos con las opciones que tengamos y avanzar al paso 5.
5. Deliberar.
Analice las opciones. Haga una lista
de los pros y contras de cada una y vaya descartando las peores ideas y
estudiando las mejores con cuidado.
De hecho, éste es uno de los
principios que Cristo enseñó a sus discípulos:
“Porque ¿quién de vosotros,
queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver
si tiene lo que necesita para acabarla?” (Lucas 14:28). Ya sea que la decisión
tenga que ver con nuestro compromiso con Dios a través del bautismo o remodelar
nuestra cocina, necesitamos calcular los costos y analizar las opciones.
En Proverbios 22:3, el sabio rey
Salomón también destaca la importancia de pensar a futuro y prever los posibles
resultados de nuestras decisiones diciendo: “El avisado ve el mal y se esconde;
Mas los simples pasan y reciben el daño”.
Una vez que hayamos deliberado,
calculado los costos y previsto futuros peligros y oportunidades, estaremos
listos para el siguiente paso.
6. Decidir.
Con toda la investigación y el
análisis que habremos hecho, esto no debería ser muy complicado. Debemos orar
en busca de guía y unos cuantos consejos de varias fuentes de respeto y
neutrales, pueden darnos la confianza necesaria para tomar una decisión sabia.
7. Llevar a cabo.
Manos a la obra. No pierda el tiempo
e implemente su decisión con determinación. Si ha seguido los pasos
cuidadosamente y pone en práctica la decisión con diligencia, los resultados
sin duda le agradarán.
Además, si busca la voluntad de Dios
y sigue su camino, Él promete: “No te desampararé, ni te dejaré; de manera que
podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda
hacer el hombre” (Hebreos 13:5-6). Si nuestra decisión ha sido obedecer la ley
de Dios y seguir su camino, nunca tendremos la necesidad de mirar hacia atrás.
Confiemos en Dios, confesemos nuestros pecados, evaluemos nuestra vida
espiritual, emocional y también de relacione y finanzas para ver si esta todo
en orden y sigamos adelante en tomar la mejor dedición sin afectar a los demás.
Si tomamos las precauciones podemos tomar las mejores decisiones y mantengamos
el balance.
Por otro lado, si se trata de una
decisión física sin una respuesta correcta o incorrecta, podemos cambiar de
parecer y de rumbo cuando sea necesario —hacerlo también puede ser una buena
decisión.
Para concluir, lo primero es orar y
buscar la presencia de Dios, ¿definir el problema, que lo causó? como vamos a remediarlo?, ¿qué cambios debemos
hacer? como afectará a otros?, ¿qué de nuestro
futuro, como afectará eso nuestro futuro? Buscar y promover la reconciliación
entre las partes afectadas si hay un conflicto de relaciones, llegar a
acuerdos, servir a los demás que nos rodean y servir a las personas con las que
hemos llegado acuerdo.
Animo, debemos avanzar y mantener el
equilibrio. Enfrentemos cada situación en orden, hagamos la lista de
situaciones que nos lleva a tomar la decisión y resolvamos por pasos, tomando
la decisión con y por principios.
Como mujeres sabias, si deseamos saber
más acerca de cómo obtener la sabiduría necesaria para tomar buenas decisiones, una vez más, le recomiendo que leas cuidadosamente el libro de Proverbios como parte de nuestros estudios de
la Biblia y pidamos en oración la guía y dirección de Dios en cada área y etapa
de nuestra vida.
Evelyn Calcaño
Cepeda /Consultora Educativa, M. Ed.
Master en Gerencia Educativa /Consejera Bíblica
Certificada
Miembro del Equipo
FUNDACION VIVIENDO POR PRINCIPIOS Y FE
Santo Domingo, República Dominicana
Página Mujer Verdadera - www.iglesiareformada.com
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