En todo tiempo debemos confiar esperar en las promesas de Dios. Que la Soberana Gracia de Dios sea con cada una de mis lectoras, amigas y hermanas.
Salmos
36:7 ¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.
36:8 Serán completamente saciados de la grosura de tu casa,
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias.
36:9 Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu luz veremos la luz.
36:10 Extiende tu misericordia a los que te conocen,
Y tu justicia a los rectos de corazón.
Evelyn Calcaño Cepeda
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