Quiero
resaltar una vez más mi carga por ensenar a mujeres de todas las edades y mi pasión
por el área educativa, área en la que me he especializado en sus diferentes
ramas y como Dios también me guio a obtener mi maestría y especialización en
esta área.
Siempre
escribo diferentes temas para las mujeres de diferentes edades como parte de mi
gran ministerio, y en esta ocasión quiero publicar un estudio sobre tema
educativo, con la finalidad de animar a los padres y a las mujeres con hijos y también
animar, motivar e instruir a toda la comunidad educativa [“padres, tutores,
coordinadores educativas, administradores, directores académicos, maestros, adolescentes
pre-adultos”].
Soy
una amante de la Palabra de Dios, Mujer Verdadera que trato de vivir por
Principios y Fe, con convicciones firmes y luchar por la verdad y trato de ser luz
y sal en los medios que me manejo, sea secular o a nivel cristiano.
Una cosmovisión es una imagen o figura general de la existencia, realidad o mundo que una persona, sociedad o cultura se forman en una época determinada; y suele estar compuesta por determinadas percepciones, conceptuaciones y valoraciones sobre dicho entorno.
En el cristianismo la Escritura ocupa un lugar central como revelación especial de Dios y, por lo tanto, también es central en nuestra cosmovisión. Como bien señala Albert Wolters: “Nuestra cosmovisión debe ser moldeada y probada por la Escritura” (Creation Regained; Pág. 6).
El
teísmo bíblico no solo afirma que Dios es el Creador de todas las cosas, sino
que Él se ha revelado a nosotros a través de Su Palabra, y es nuestra
responsabilidad moldear nuestros pensamientos, conformarlos cada vez más, a los
pensamientos de Dios allí revelados. En palabras del apóstol Pablo, debemos
llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2Cor. 10:5).
Y
en 1Cor. 2:16 Pablo nos dice que los cristianos “tenemos la mente de Cristo”. Por Su Espíritu y Su Palabra Cristo
nos enseña la verdad, y esa verdad debe guiar nuestras vidas en todos los
aspectos. Es por eso que no puede haber parentesco alguno entre nuestra
cosmovisión y las demás.
Wolters
dice “En el asunto de la cosmovisión hay un abismo significativo entre los que
aceptan la Escritura como la Palabra de Dios y los que no. Esto también
significa que los cristianos deben chequear constantemente las creencias de su
cosmovisión a la luz de las Escrituras, porque si no hacen eso habrá una
inclinación poderosa a apropiar muchas de nuestras creencias, incluso las más
básicas, de una cultura que se ha estado secularizando a un paso acelerado por
generaciones” (pg. 6).
Pablo dice a los Colosenses que en Cristo están escondidos todos los
tesoros de la sabiduría y el conocimiento. Por lo tanto,
nuestra filosofía de educación no
puede
descansar en ninguna otra autoridad aparte de Cristo y Su Palabra. Eso
significa que nosotros partimos de cuatro presuposiciones básicas al impartir
instrucción como educadores cristianos.
Si
nuestra filosofía de educación no descansa en una cosmovisión bíblica no
podemos decir que estamos impartiendo una educación cristiana, aunque los
profesores de la escuela sean cristianos e impartan clase de Biblia y de
religión. No es un barniz de cristianismo el que necesitan nuestras escuelas,
sino una filosofía basada en la autoridad de Dios y Su revelación.
Que
el Señor nos conceda ser fieles a nuestro llamamiento como educadores
cristianos, de modo que podamos levantar una generación que no sólo sea librada
de los estragos del humanismo y el secularismo, sino que pueda actuar como un
germen purificador en medio de la sociedad como sal de la tierra y luz del
mundo.
Sea
que trabajes en una institución cristiana o secular, es mi deseo, oración y recomendación
que seamos como un instrumento purificador en medio de nuestra sociedad como
sal de la tierra y luz del mundo, actuando y viviendo por principios,
convicciones firmes y fe.
Te
invito a orar y meditar y que Dios sea nuestra luz.
Fielmente,
Evelyn Calcaño Cepeda
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