Introducción:
Una de mis
pasiones es hablar y enseñar a mujeres desde mi juventud, cuando dirigía grupo
de jóvenes con sus padres. Y aprovecho para mencionar que el primer proyecto de
trabajo con jóvenes en mi iglesia me llevó a enseñar y aconsejar y todas esas
jóvenes están en el Señor, muchas de ellas casadas y sirviendo en la iglesia y
no hay mayor satisfacción que esa.
Iniciemos
este estudio mencionando que las mujeres son prominentes en la historia de
Jesús—Quien nació de una mujer, tuvo numerosas interacciones con mujeres, usó a
mujeres como buenos ejemplos en Su enseñanza, y fue visto primeramente por
mujeres después de Su resurrección.
Las mujeres como ejemplos
espirituales positivos
Jesús con frecuencia usó a las
mujeres como ilustraciones en Su enseñanza. Linda Belleville nota: “Esto está
en agudo contraste con los rabinos de ese entonces. Uno busca en vano en la
enseñanza de ellos, tan siquiera una historia o ilustración de sermón que
mencione a las mujeres” (Libro Mujeres Líderes y la Iglesia, pág. 48). En
muchas de las ilustraciones de Jesús, las mujeres son presentadas como modelos
positivos de fe, que otras mujeres deben seguir si son de bendición y
testimonio.
Por ejemplo:
-La reina del sur, que fue más sabia que los judíos
del primer siglo (Mateo 12:42).
-La mujer que mezcló la levadura con la harina (Mateo
13:33), que es presentada como una ilustración de la forma en la que opera el
reino de Dios.
-Mujeres trabajando cuando Cristo regrese, algunas de
las cuales estarán listas y otras no (Mateo 24:41).
-Diez vírgenes, de las cuales cinco estaban
preparadas y cinco no (Mateo 25:1-13).
-La viuda de
Sarepta, a quien Jesús usó como ejemplo de una gentil a la cual Dios favoreció
(Lucas 4:26).
-La mujer que
encontró la moneda que había perdido (Lucas 15:8-10). En ésta parábola la mujer
juega el papel de Dios, así como lo hizo el pastor en la parábola anterior y lo
hará el padre en la siguiente parábola.
-Una viuda persistente (Lucas 18:1-8), un modelo a
imitar en oración por los discípulos.
-Una viuda que
dio todo lo que tenía (Lucas 21:1-4).
En Lucas 11, una mujer anónima dijo:
“¡Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó!” (v. 27). Jesús no negó que
Su propia madre era bendecida, pero Él dijo que la verdadera bendición es dada
a “los que oyen la palabra de Dios y la obedecen” (v. 28). El valor espiritual
de una mujer se basa en su respuesta a Dios, no en el desempeño de funciones
biológicas. Las mujeres son salvadas por la fe, no por dar a luz criaturas.
Aunque Dios bendice y gratifica a las mujeres que dan a luz y son de bendición
y guía a sus hijos.
Jesús elaboró un punto similar
cuando las personas le dijeron que Su madre y Sus hermanos querían hablar con
Él (Mateo 12:47). Él respondió que Sus discípulos eran su verdadera familia:
“mi hermano, mi hermana y mi madre son los que hacen la voluntad de mi Padre
que está en el cielo” (vv. 49, 50).
La respuesta espiritual es más
importante que el origen biológico. Jesús expandió la respuesta para incluir
“hermana”, aunque el comentario original no mencionaba hermanas; al hacerlo
así, Él implicó que las mujeres estaban espiritualmente en igualdad con los
hombres. Aunque muchas veces las mujeres superan en lo espiritual a los
hombres.
Poco antes que Jesús fuera arrestado
y matado, una mujer lo ungió con una gran cantidad de costoso perfume. Los
discípulos murmuraron acerca del gasto, pero Jesús alabó a la mujer: “Ella ha
hecho una obra hermosa conmigo…les aseguro que en cualquier parte del mundo
donde se predique éste evangelio, se contará también, en memoria de ésta mujer,
lo que ella hizo” (Mateo 26:10, 13).
Lo que ella hizo es una gran
ilustración para todos los discípulos: devoción sin restricción. Jesús dijo a
la mujer que lo ungió: “Tu fe te ha salvado” (Lucas 7:50), y el hecho de que
ésta historia esté preservada en los Evangelios, significa que la fe de ella es
un ejemplo para nosotros hoy.
Similarmente, una mujer cananea fue
alabada por tener una gran fe (Mateo 15:28). Como una gentil, ella no tenía
razón para reclamar favor alguno procedente de Él, pero apeló a la gracia y la
misericordia, y las recibió.
Jesucristo
es un Rey y Señor que no hace acepción de personas.
Las mujeres en el ministerio de
Jesús
La mayoría de los hombres judíos y
griegos tenían puntos de vista negativos sobre las mujeres, pero Jesús trató a
las mujeres con dignidad y respeto. Él las vio no en términos de su género
sexual, sino en términos de su relación con Dios. Él sanó a varias mujeres,
echó demonios fuera de ellas y resucitó de los muertos a los hijos de ellas. EL
Señor las sostuvo emocional y espiritualmente.
Sheila Graham resume: “El honor y el
respeto de Jesús fueron…extendidos a todas las mujeres—una actitud grandemente
inesperada y desconocida en Su cultura y tiempo. Jesús, a diferencia de los
hombres de Su generación y cultura, enseñó que las mujeres son iguales a los
hombres a la vista de Dios”.
“Las mujeres podían recibir el
perdón y la gracia de Dios. Las mujeres, al igual que los hombres, podían estar
entre los seguidores personales de Jesús. Las mujeres podían tener
participación plena en el reino de Dios…Éstas eran ideas revolucionarias.
Muchos de Sus contemporáneos, incluyendo Sus discípulos, estaban en estado de
choque emocional”. Puedes verlo en (“Jesús y las Mujeres”, La Pura
Verdad [Julio 1994]:15).
Al concluir esta primera parte, te animamos a leer la
segunda parte de este estudio, a seguir adelante, orar para que Dios te guíe a
ser una mujer de Dios y un instrumento en sus manos.
Dios te bendiga y hasta el encuentro virtual de la segunda
parte de este estudio que continuaremos mañana.
Bendiciones y fielmente en Cristo,
Evelyn Calcaño Cepeda /Consultora Educativa, M. Ed.
Master en Gerencia Educativa /Consejera Bíblica Certificada
Miembro del Equipo
FUNDACION VIVIENDO POR PRINCIPIOS Y FE
Santo Domingo, República Dominicana / Teléf. 829-968-9436
Página Mujer Verdadera - www.iglesiareformada.com
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