Ir al contenido principal

MADRES EXTRAORDINARIAS DE LA BIBLIA

 


Para ser madres se necesita abnegación, dedicación, tiempo, oración, mucho amor, organización, disciplina, fe, manejar limites, reconocer nuestro rol como mujer, esposa y madre. Bienvenida a nuestro estudio de hoy. Mi oración es que reciban la Gracia y bendición de Dios hoy y todos los días.

Esta es la guía de algunas madres extraordinarias de la Biblia. Estas madres no fueron perfectas y muchas de ellas tuvieron que esperar mucho tiempo por aquel bebé que su corazón tanto anhelaba. Algunas de ellas tuvieron que seguir extrañas reglas y llegar a muchos extremos para proteger a sus hijos. Pero la cosa que todas ellas tuvieron en común fue su confianza en Dios, sabiendo que solo Él podría proveer sustento para ellas y sus hijos. Estas son las cosas que podemos aprender sobre la vida de: Sara, Agar, Rebeca, Lea, Raquel, Jocabed, la mama de Sansón, Noemí, Hannah, Elizabeth y María.

Sara: La Madre Que Supo Esperar

En Génesis 11:30 vemos que: “Sara no podía quedar embarazada y no tenía hijos”. Esto había causado dolor a ambos, Sara y Abraham, en el capítulo 15 de Génesis cuando la Palabra de Dios vino a Abraham, él contestó, “¿que podrás darme, Señor, si no me has concedido un heredero? Dios le contesta que mire las estrellas del cielo, porque así de vasta sería su descendencia. Abraham y Sara esperaron 15 largos años antes de que el Señor renovara su promesa, y 10 años más antes de que la cumpliera dándole a Sara un hijo llamado Isaac.       

Probablemente Sara no hubiera podido esperar si no fuera por la fe en Dios y por el cuidado de Dios para que ella concibiera en el tiempo de Dios, e incluso, Sara sonrió de manera incrédula de la idea que Dios podía hacer lo que prometió, pero afortunadamente, las promesas de Dios no dependieron del nivel de fe de Sara. Dios cumplió con sus promesas de acuerdo a su plan a lo que Sara respondió en Génesis 21.    

“Dios me hizo reír. Todos los que se enteren de lo que sucedió se reirán conmigo. ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría a un bebé? Sin embargo, ¡le he dado a Abraham un hijo en su vejez!”.

¿Puedes imaginar esperar tanto tiempo para recibir una bendición? Sara trató de creer en la promesa, pero tuvo dudas hasta que finalmente fue cumplida. Después, Sara rió con alegría por lo que el Señor había hecho. Isaac seguiría con el legado de su padre Abraham.

Rebeca: Mujer Servicial y Mujer de Fe

Rebeca fue una mujer de mucha fe, ella obedeció a Dios cuando los sirvientes de Isaac le contaron sobre el hombre que quería casarse con ella.

Rebeca fue servicial, era familiar, obedeció a su hermano y sus tutores y también fue una mujer de fe, al decidir partir con los sirvientes de Isaac. Luego de casarse con Isaac en Génesis 25 dice que cuando Rebeca se embarazó ella podía sentir como los bebés peleaban dentro de su vientre. Cuando ella preguntó a Dios por qué estaba pasando tal cosa, Dios le respondió: “Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos se dividirán desde tus entrañas; un pueblo será más fuerte que el otro, y el mayor servirá al menor.” En esa época los mayores jamás servían a los menores y el primogénito heredaba lo mejor de todas las cosas.

Cuando Isaac era viejo y de edad muy avanzada, le dijo a Esaú que fuera a cazar ganado y que preparara una comida para que pudiera recibir su bendición. Pero Rebeca al escuchar esto, le dijo a su hijo Jacob que le trajera comida para que ella se la preparara a Isaac antes que Esaú. Jacob no estaba seguro de querer engañar a su padre de tal forma, pero su madre Rebeca le dice en Génesis 27: “Hijo mío, deja que tu maldición caiga sobre mí. Solo ve y haz lo que te mando. Ve y tráeme lo que te pido.” Creo que podemos asumir que Rebeca se acordó de lo que le dio el Señor años atrás durante su embarazo.

Rebeca se decidió a engañar para seguir la promesa de Dios y de esa manera los planes de Dios fueron hechos como se había dicho. Tiempo después, su hijo Jacob discutiría con Dios y se le daría un nuevo nombre, Israel.

No estamos llamadas a engañar, sino a cumplir el plan de Dios y obedecer Su Palabra.

 

Jocabed: La Madre Con Un Plan

Un nuevo rey llegó al poder en el antiguo Egipto, un hombre que no tenía ninguna obligación por honrar las promesas de Josué y honrar el pacto con los israelitas. Lo único que le preocupaba a este rey era que los hebreos crecieran en número y sobrepasaran a los egipcios, así que los esclavizó a todos. De la misma manera el rey ordenó a todas las parteras que mataran a los nuevos bebés, pero ellas no obedecieron. El faraón dio otro mandato en Éxodo 1:16 “Cuando ayuden a las mujeres hebreas en el parto, presten mucha atención durante el alumbramiento. Si el bebé es niño, mátenlo; pero si es niña, déjenla vivir”

Una mujer Levita, Jocabed, dio a luz a un hijo y lo escondió durante tres meses. En el libro de Éxodo Capítulo 2 podemos ver que cuando ya no pudo esconder al bebé, Jocabed “tomó una canasta de juncos de papiro y la recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después puso al niño en la canasta y la acomodó entre los juncos, a la orilla del río Nilo.”

Miriam, la hija de Jocabed, se quedó escondida viendo la canasta sobre el rio mientras que la hija del faraón bajaba al rio para bañarse. Cuando la hija de faraón se percató de la canasta, de inmediato llamó a sus sirvientes para que la sacaran del rio, al ver que dentro había un bebé hebreo tuvo compasión y lástima por él.

Miriam se armó de valor y salió a preguntar a la hija del faraón si quisiera que le consiguiera una mujer hebrea para que cuidara y amamantara al bebé, ella dijo que si, por lo que Miriam trajo a Jocabed para que cuidara del bebé. La hija de faraón les pagaría por cuidarlo y después que creciera un poco más lo adoptaría como su propio hijo, dándole el nombre de Moisés.

Con su determinación, Jocabed, encontró una manera de salvar la vida de su hijo, y Dios bendijo sus planes. Su hijo fue salvo, no solo de la muerte, sino que también pudo criarlo hasta que fuera de un poco mayor para vivir con la hija del faraón. Moisés creció y fue la persona que Dios utilizó para liberar  al pueblo hebreo de las garras de faraón.

 

La Mamá de Sansón: La Madre Que Siguió Las Reglas

Aunque no se le menciona por nombre en el libro de Jueces, muchos deducen que es la mujer mencionada en 1 Crónicas 4. Pero como no hay manera de saberlo a ciencia cierta podemos deducir que sus acciones son mucho más valiosas que su nombre. Estuvo casada con un nombre llamado Manoa pero no pudo concebir hijos. En Jueces 13 vemos que: 


“Entonces el ángel del SEÑOR se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, cuídate de no beber vino ni licor, y de no comer ninguna cosa inmunda.  Pues he aquí, concebirás y darás a luz un hijo; no pasará navaja sobre su cabeza, porque el niño será nazareo para Dios desde el seno materno; y él comenzará a salvar a Israel de manos de los filisteos.”

La mamá de Sansón supo que había algo especial en la visitación del ángel de Dios y cuando su esposo tuvo miedo y pensó que serían muertos por haber visto a Dios, ella se lo hizo entrar en razón diciéndole que no hacía sentido que les hubiera dicho esas cosas si al final los iba a matar.     

Al dar a luz, llamó a su hijo Sansón y el Señor lo bendijo. Aunque algunas de sus acciones fueron cuestionables, el Señor lo utilizó de manera poderosa en sus planes para derrotar a los filisteos.

 

Noemí: La Suegra Que Compartió Su Fe

Noemí y su familia escaparon de Moab, su país natal, por causa de una gran hambruna en aquella tierra. Su esposo murió y sus dos hijos se casaron con mujeres Moabitas, una se llamaba Orpha y la otra Ruth. Diez años más tarde los hijos de Noemí fallecieron, y después Noemi escucho que Dios había vuelto a bendecir su país natal con comida. Así que les dijo a sus nueras que podían regresar a sus hogares y encontrar nuevos maridos, antes de partir todas lloraron inconsolablemente. Orpha regreso a su lugar de origen y a sus antiguos dioses, pero, Ruth, se negó a dejar sola a Noemí diciendo:


“No insistas que te deje o que deje de seguirte; porque adonde tú vayas, iré yo, y donde tú mores, moraré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú mueras, allí moriré, y allí seré sepultada. Así haga el SEÑOR conmigo, y aún peor, si algo, excepto la muerte, nos separa.”  

Ruth aprendió de la fe de Noemí aun durante tiempos difíciles y amargos por lo que Noemí siguió cuidando y aconsejando sabiamente a Ruth en sus encuentros con Booz quien se convirtió en el nuevo marido de Ruth. El Señor bendijo a Ruth y a su vez le dio un nuevo hijo cuando Ruth se casó con Booz, por lo que las mujeres de la tierra de Noemí le dijeron:

“¡Alabado sea el Señor, que te ha dado ahora un redentor para tu familia! Que este niño sea famoso en Israel. 15 Que él restaure tu juventud y te cuide en tu vejez. ¡Pues es el hijo de tu nuera que te ama y que te ha tratado mejor que siete hijos!” (Ruth 4: 14).   

“¡Por fin ahora Noemí tiene nuevamente un hijo!». Y le pusieron por nombre Obed. Él llegó a ser el padre de Isaí y abuelo de David” (Ruth 4:17).

 

 Ana: La Madre Que Guardó Su Promesa

Ana estuvo casada con un hombre que la amaba pero que a su vez tenía otra esposa, esta otra esposa era capaz de tener hijos, pero vemos en 1 Samuel 1:5-6 que Ana no podía tener hijos. La otra esposa, llamada Penina, provocaba y molestaba a Ana constantemente, pero Ana solo acudía a la casa de Dios para levantar sus oraciones. Su esposo intentaba darle consuelo diciéndole: “Acaso no valgo más yo que 10 hijos?” En 1 Samuel 1:8 aprendemos que Ana levantó oración a Dios y lloró desconsoladamente diciendo:

“Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, si miras mi dolor y contestas mi oración y me das un hijo, entonces te lo devolveré. Él será tuyo durante toda su vida, y como señal de que fue dedicado al Señor, nunca se le cortará el cabello” (1 Samuel 1:11).

De hecho el clamor de Ana fue tan profundo que sus labios se movían pero sin emitir sonido alguno, por lo que el sacerdote del templo pensó que Ana estaba ebria. Al poco tiempo después Dios bendijo a Ana y le concibió un hijo a quien llamó: Samuel “porque dijo: «Se lo pedí al Señor” (1 Samuel 1:20).

Tal como lo prometió, Ana cumplió con sus palabras. Cuando el niño era de edad lo trajo al templo de Dios y se lo presentó a el sacerdote Elí. Ana dijo en su oración:   

“¡Mi corazón se alegra en el Señor!  El Señor me ha fortalecido. Ahora tengo una respuesta para mis enemigos;   me alegro porque tú me rescataste” Puedes leer toda su hermosa oración en 1 Samuel 2:1-10.

Samuel vivió una vida dedicada a Dios y sería la persona en que ungiera a los dos primeros reyes de Israel, Saúl y David.

 

Elizabeth: LA Madre Que Creyó En Milagros

Elisabeth, estuvo casada con un sacerdote llamado Zacarías en el libro de Lucas 1 dice que ambos, Elisabeth y Zacarías estaban juntos y eran justos delante de Dios y observaban todos sus mandatos. Elisabeth permaneció sin dar a luz, y ya eran ambos de edad muy avanzada; de manera similar a los días de Job, la gente pensaba que las mujeres que no podían dar a luz era a causa de algún pecado. Este tipo de crítica y de creencia era muy difícil de sobrellevar, especialmente para una dama esposa de un sacerdote.

Cuando Zacarías estaba en el templo del Señor, se le acercó el Ángel Gabriel diciendo:

“¡No tengas miedo, Zacarías! Dios ha oído tu oración. Tu esposa, Elizabeth, te dará un hijo, y lo llamarás Juan. Tendrás gran gozo y alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento” (Lucas 1:13-14).      

Zacarías tuvo sus dudas y cuestionó cómo sería posible lo que Dios le había dicho por lo que le fue quitada el hablar durante el embarazo de Elisabeth, quien por cierto estaba regocijada de alegría por la bendición que Dios le concedió diciendo: “¡Qué bondadoso es el Señor! —exclamó ella—. Me ha quitado la vergüenza de no tener hijos” (Lucas 1:25).  

Cuando María, la madre de Jesús, vino a visitar a su prima Elizabeth, ella yacía reposando con el niño aún en su vientre llena del Espíritu Santo. María se llenó de gozo y alegría al ver su prima. Cuando llegó la hora de dar a luz, Elizabeth puso a su hijo por nombre, Juan. Cuando los vecinos fueron con Zacarías para confirmar el nombre del bebé, él escribió Juan en un papel y en ese momento sus labios fueron abiertos y su voz regresó a él. Todos se quedaron perplejos y se preguntaban que llegaría a ser de este bebé cuando fuera hombre ya que su nacimiento fue milagroso.

Juan sería la persona que bautizaría a mucha gente en agua preparando así el camino para el Mesías, Nuestro Señor Jesucristo.

 

María: La Mujer Que Es Bendita Entre Las Mujeres

María, una virgen prometida a un hombre llamado José fue visitada por el ángel Gabriel quien le dijo:

—No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el favor de Dios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel[a] para siempre; ¡su reino no tendrá fin!” (Lucas 1:30-33).

María tenía preguntas de cómo algo como esto podría suceder por lo que el ángel le contestó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios” (Lucas 1:35). María aceptó estas palabras y creyó con toda su fe. Cuando fue a visitar a su prima Elizabeth, ella se dirigió a María diciendo: “Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres, y tu hijo es bendito” (Lucas 1:42).

María creyó que las promesas de Dios serían cumplidas.

Un ángel de Dios también visitó a José quien le rectifico y apaciguó la duda de José respecto al embarazo de María. Como podemos ver en el libro de Mateo Capítulo 1, José tomó por esposa a María, pero no consumó el matrimonio hasta después de que ella diera a luz. María y José viajaron a Belén para tomar parte de un censo y fue durante ese tiempo que María dio a luz en el más humilde de los lugares.

María atesoró muchas cosas mientras cuidaba y criaba a Jesús, sin embargo, tuvo que aguantar uno de los sacrificios más grandes de todos los tiempos, el hijo que ella dio a luz, vino al mundo por parte de Dios para entregarse en sacrificio, el único sacrificio, que pudo cambiar y redimir a la humanidad. Ella tuvo que ver a su hijo sufrir, ser torturado, ser escupido y burlado antes de morir con una muerte violenta en una cruz.

En el libro de Juan Capítulo 19, podemos ver:

“Estaban de pie junto a la cruz la madre de Jesús, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre al lado del discípulo que él amaba, le dijo: «Apreciada mujer, ahí tienes a tu hijo». Y al discípulo le dijo: «Ahí tienes a tu madre”. Y, a partir de entonces, ese discípulo la llevó a vivir a su casa” (Juan 19:25-27).   

Aun estando en su lecho de muerte, Jesús, procuro cuidar a su madre y les dejó a los discípulos como hijos nuevos. María fue bendita por Dios puesto que fue escogida entre todas las mujeres, para nutrir y cuidar a su hijo. Y aun a pesar de la muerte, también hubo alegría puesto que su hijo no quedó muerto, sino que derrotó a la muerte, se levantó y así aseguró vida eterna para todo aquel que crea en Él.

¿Qué podemos ver en todas estas mujeres? ¿Qué en común tenían? Fueron mujeres de fe, fueron mujeres de hogar, dedicadas, esperaron en las promesas de Dios, se sometieron a la voluntad de Dios, se sometieron a sus esposos y sobre todo eran mujeres dedicadas a cuidar de sus hijos y dar buenos consejos. Podemos escribir mucho acerca de ellas, de su humildad, dedicación, entiendo que fueron mujeres de oración, mujeres que cuidaron de sus hijos, que no fueron egoístas, mujeres de bajo perfil, trabajadoras en sus hogares, vuelvo y recalco, fueron mujeres de fe, mujeres discretas, fieles.

Amadas mujeres: hermanas y amigas, les invito y les animo a tener un tiempo especial de oración, dedicar sus vidas a Dios nuevamente, entregar cada área de sus vidas y a sus hijos, sean pequeños, adolescentes o adultos, entréguenlos a Dios y sigan haciendo el bien.

Muchas de nosotras somos madres biológicas y otras madres espirituales. Oremos por nuestros hijos e hijas y descansemos en Dios y pidamos la bendición de Dios para nuestras vidas para que sigamos siendo mujeres de bendición.

 

Mi deseo y mi oración para ustedes es la siguiente:

Números 6:24-26 Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

 


Evelyn Calcaño Cepeda
Consejera Certificada
Consultora Educativa, M. Ed.
Directora y Presidenta
Fundación VPPF

Escritora de varios libros publicados en Amazon

Comentarios

Entradas más populares de este blog

MUJERES DE LA BIBLIA - VEAMOS HOY A SARA

  Amadas hermanas y amigas, lectoras y lectores. Es hermoso tener un Dios del cual podemos aprender a través de Su Palabra, a través de la manifestación de El en la vida de otras personas. Yo me deleito en saber sobre la obra de Dios en la vida de mujeres que fueron transformadas por Dios y que fueron mujeres de fe. Durante este mes de septiembre, una vez más estaré publicando acerca de algunas de ellas. Cuento con un Libro que se llama Mujeres de Influencia y es mi oración que seamos mujeres de influencia. Que aprendamos la una de las otras. Una de mis cargas es el trabajo con las mujeres de todas las edades. Una de mis pasiones es enseñar y eso quiero ser una mujer de la cual ustedes puedan aprender y sobre todo quiero llevarlas al Señor, que El, sea lo primero en sus vidas. Amen La Palabra, seamos ordenadas, tengamos un buen tiempo de oración y estudio de La Biblia. Te invito a orar en este momento y al leer sobre las mujeres que estaremos viendo en este mes, podamos ir haciendo u

SOBRE LA SABIDURIA PIADOSA

    Cuando miramos el ejemplo de nuestro Salvador de cómo debemos amar, vemos que “Jesús crecía en sabiduría” (Lucas 2:52). Un proverbio que es un desafío constante para mí refleja la importancia de tal crecimiento que dice: "El corazón del que tiene entendimiento busca conocimiento, pero la boca de los necios se alimenta de locura" (Proverbios 15:14). Dicho de otra manera, una persona inteligente busca deliberadamente el conocimiento, pero los tontos mordisquean al azar, masticando vagamente palabras e ideas que no tienen valor, sabor ni nutrición y no muestran temor a Dios i respeto a Su Palabra. ¿De qué estamos alimentando nuestras  mentes? ¿De qué estamos alimentando nuestras mentes tú y yo? ¿Estamos prestando atención a esta advertencia bíblica sobre el peligro de "basura adentro, basura afuera"? Que busquemos conocimiento a propósito y evitemos gastar un tiempo precioso en cosas que no tienen valor. Muchas veces he deseado y orado por el conocimiento y c

Cómo Lidiar con el Desánimo en este Tiempo

                                         La Gran Sabiduría para este Tiempo   Cuando enfrentamos temporadas de desánimo, Dios responderá a nuestros gritos de ayuda. Quiero publicar y compartir con ustedes por segunda vez este estudio, sobre el desanimo y te invito a orar un momento en silencio y también a leer detenidamente y meditando la Cita Bíblica de Nehemías 4:1-14 Amadas hermanas y amigas, queridas lectoras. En nuestro estudio de hoy estaremos viendo acerca de la Sabiduría que debemos manejar y tener en toda situación. Como Consejera Bíblica, como Educadora, como Maestra que he sido llamada a ensenar a mujeres de todas las edades, aconsejar y ensenar a adolescentes y jóvenes desde hace varios años, específicamente desde el año 1993 he estado trabajando como encargada de ministerios de Jóvenes adolescentes, especialmente las mujeres jóvenes, cuando sentí la carga de trabajar como las mujeres y las jó